
En conmemoración del vigésimo quinto aniversario de The Legend of Zelda: Ocarina of Time, es difícil no sentir una mezcla de nostalgia y asombro. Este revolucionario juego, lanzado el 21 de noviembre de 1998, transformó el mundo de los videojuegos en 3D y dejó una huella indeleble en la industria.

En la era de las guerras de consolas, donde Sega y Nintendo luchaban por la supremacía, el calendario de lanzamientos de N64 era más ligero en comparación con el de PlayStation. Por lo tanto, la llegada de un título de alto perfil como Ocarina of Time generó un nivel de entusiasmo y devoción raramente visto hoy en día.
El juego en sí representó un alejamiento de los juegos tradicionalmente coloridos y alegres de Nintendo. Ocarina of Time tenía un tono más oscuro y sombrío, lo que lo diferenciaba y cautivaba aún más a la audiencia. Mientras que Mario 64 era uno de los juegos preferidos del momento, la llegada de Zelda aportó algo fresco y diferente.

Nintendo era conocida por enviar juegos a los medios con un acompañante y una maleta cerrada con llave llamada «Lockbox N64». El cartucho del juego estaba literalmente encadenado a la consola, asegurando que no se pudiera quitar. Esta práctica solo añadió emoción y un sentido de exclusividad en torno a Ocarina of Time.
Además, las primeras versiones del juego presentaban un elemento sorprendente que fue modificado antes de su lanzamiento final. Ganon, el jefe final, originalmente lanzaba sangre roja al ser golpeado, lo que agregaba un nivel de intensidad y realismo a la batalla. Sin embargo, Nintendo decidió reemplazar la sangre con «sudor» verde en versiones posteriores, quizás para mantener una clasificación más adecuada para toda la familia.

Al celebrar el 25º aniversario de The Legend of Zelda: Ocarina of Time, es importante reconocer su impacto duradero ya que este juego no solo rompió barreras en términos de narrativa, jugabilidad y gráficos, sino que también inspiró a las futuras generaciones de desarrolladores de juegos. Su influencia aún se siente hoy, ya que los desarrolladores continúan esforzándose por alcanzar el mismo nivel de innovación e inmersión que Ocarina of Time logró hace un cuarto de siglo.