Akira Toriyama es un nombre que resuena con fuerza en el mundo del manga y el anime, siendo reconocido principalmente por su icónica creación, Dragon Ball. Sin embargo, su influencia trasciende las páginas del cómic y las pantallas de televisión para dejar una marca indeleble en el universo de los videojuegos.
Si bien es cierto que Dragon Ball representa su obra más emblemática, Toriyama dejó una huella profunda a través de su colaboración en la serie Dragon Quest, cuyo estilo artístico es reconocible a primera vista para cualquier persona familiar con las obras del mangaka. En la década de los 80, Yuji Horii, junto con su estudio Chunsoft, se propuso desarrollar una versión propia de los juegos de rol occidentales para el mercado japonés, aprovechando el creciente interés generado por la Famicom de Nintendo. Para este ambicioso proyecto, Horii contactó a Toriyama, quien en ese momento estaba ganando reconocimiento por su manga Dragon Ball.
Toriyama asumió el rol de diseñador de personajes para Dragon Quest, aunque al principio no entendía del todo el concepto de los juegos de rol. Sin embargo, su imaginación desbordante y su habilidad para crear criaturas fascinantes contribuyeron enormemente al éxito de la serie. Sus diseños, que adornaban desde la carátula hasta el manual de instrucciones, fueron cruciales para «japonizar» el género del rol y hacerlo más accesible al público japonés.
Pero el legado de Toriyama no se detiene con Dragon Quest, que de por sí mismo ya es una franquicia enorme. Su colaboración en Chrono Trigger, junto a figuras legendarias como Hironobu Sakaguchi, marcó otro hito en la industria. Su estilo único se plasmó en los personajes y criaturas de este juego, contribuyendo a convertirlo en uno de los RPG más aclamados de todos los tiempos.
Además de Dragon Quest y Chrono Trigger, Toriyama dejó su impronta en una variedad de proyectos, incluyendo las adaptaciones de Dragon Ball a diferentes títulos de combate con diferentes mecánicas. Obras como Dr. Slump y Go Go Ackman! también tuvieron sus propios juegos, demostrando la versatilidad y la influencia duradera del mangaka.
Incluso en proyectos más inusuales, como Blue Dragon y Tobal No. 1, Toriyama demostró su talento innato para el diseño de personajes y criaturas, consolidando aún más su posición como una figura clave en la historia de los videojuegos.
Akira Toriyama no solo es el maestro detrás de Dragon Ball, sino también un visionario cuyo legado en los videojuegos perdurará por generaciones. Su creatividad y su contribución al medio son innegables, dejando una marca imborrable que continuará inspirando a jugadores y desarrolladores en todo el mundo.
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